lunes, 2 de mayo de 2016

No tengo un número al que llamarte. No hay una dirección postal, ni una puerta a la que tocar, para ver si por casualidad, solo por casualidad, estás detrás.

Tengo que acostumbrarme a no verte, a no llamarte, a no escucharte. Tengo que acostumbrarme, pero me cuesta. No sé si lo logre y tampoco creo que lo esté intentando en serio. De veras creo que si consigo no pensarte, no sentirte, no llorarte, te irás para siempre. Si eso pasa, puede que termine volando a ninguna parte y me pierda.

No puedo dejar de sentirte, ni de llorarte, ni de llamarte. Sencillamente, no puedo. Ni quiero. Pero se hace difícil, sabes? A veces se hace tan difícil que me cuesta respirar, me cuesta vivir.

Eso, a veces me cuesta vivir.

Te echo de menos.



No hay comentarios:

Publicar un comentario