lunes, 2 de mayo de 2016

No tengo un número al que llamarte. No hay una dirección postal, ni una puerta a la que tocar, para ver si por casualidad, solo por casualidad, estás detrás.

Tengo que acostumbrarme a no verte, a no llamarte, a no escucharte. Tengo que acostumbrarme, pero me cuesta. No sé si lo logre y tampoco creo que lo esté intentando en serio. De veras creo que si consigo no pensarte, no sentirte, no llorarte, te irás para siempre. Si eso pasa, puede que termine volando a ninguna parte y me pierda.

No puedo dejar de sentirte, ni de llorarte, ni de llamarte. Sencillamente, no puedo. Ni quiero. Pero se hace difícil, sabes? A veces se hace tan difícil que me cuesta respirar, me cuesta vivir.

Eso, a veces me cuesta vivir.

Te echo de menos.



jueves, 27 de agosto de 2015

La tristeza

La tristeza ha llegado a mi vida como un manto invisible. Se ha ido extendiendo poco a poco hasta cubrir el cielo. Está ahí, aunque no siempre la veo; pero le da por aparecer en los momentos mas inoportunos, aprovechando cualquier excusa.

Cuando estoy triste suelo hacer cosas casi siempre ineficientes y que por lo general no me alivian. Puede que en el momento sirvan como válvula de escape por donde la presión escapa con un pitido chirriante; pero el agujero se cierra más pronto que tarde y la presión vuelve a hacer estragos.

No sé si esta tristeza insistente se debe a las ausencias, a los vacíos que dejan las ausencias. Si es así, mal lo tengo. Eso vacíos han llegado para quedarse. Puede que la tristeza también.

Tal ve algún día aprenda que lo mejor es quedarme quieta, sin hacer nada, hasta que pase el peor momento. Las peores decisiones son las que se toman con la tristeza agarrándote la garganta. Tal vez algún día lo aprenda. Mientras tanto, sigo dando palos de ciego.

martes, 25 de agosto de 2015

Sueños

No te ha pasado nunca que sueñas en colores extraños? Imagina un campo abierto, el cielo rosa, un mar de hierba azul turquesa... Posiblemente si lo ves, ni siquiera te gusta, pero en tu sueño es el lugar idílico.

Y te imaginas en medio de ese mar de hierba, con los brazos extendidos, los ojos cerrados y el sol en la cara. Abres los brazos todo lo que puedes y aun un poco más, buscando abarcar todo tu universo pero no puedes.... Por mas que te estires no llegas....

De eso se trata, insatisfacción, solo eso. Nada más que eso.

viernes, 24 de abril de 2015

HONDURAS Y SENSACIONES

No siempre somos igual de vulnerables. En ocasiones todo resbala... como el hielo, como el aire, pasa y se va. Otras veces, ciertas cosas se quedan con una insistencia horrenda. 

¿Me pregunto cuántos años tienen que pasar, que edad debemos tener, para dejar de confiar, para dejar de poner el corazón antes que la razón? ¿ Por qué ciertas personas tienen la capacidad de engancharte y enredarte, para luego hacerte sentir a la vera del camino, justo en esa parte donde no puedes ir para adelante, ni para atrás...?


Hoy me han hecho sentir así, desplazada, apartada. Me pasa muchas veces. Soy de ese tipo de personas a las que suelen apartar con facilidad. Muchas veces no me importa, yo también soy elitista en mis relaciones, pero si te digo la verdad, otras veces me duele. Así, sin más, me duele.

Y es en ese momento cuando sientes que un engranaje, algo así como una rueda dentada se pone en marcha en tu interior. Traquetea, ronca y echa a andar. Echa a andar hacia la decepción, hacia la desconfianza, hacia el rechazo... Sin embargo nunca llega a ningún sitio. Termina deteniéndose y esperando a una próxima vez...


jueves, 23 de abril de 2015

MI PRIMERA VEZ

Hoy comienzo este blog y no sé por qué. No sé qué busco. Solo sé que estoy triste. ¿Conoces esa sensación de peso en el pecho, de dolor, de casi ahogo? Pues así me siento yo.

Nunca me han gustado los libros de autoayuda. Siempre he mirado con cierto desdén los libros de Jorge Bucay, sin ni siquiera haber leído uno. Si te digo la verdad, no entiendo como otros nos pueden ayudar, nos pueden decir que hacer cuando perdemos el rumbo. ¿Para eso son los libros de autoayuda no? Para ayudarnos a reencontrar el camino.

Bueno, pues hoy, sin saber por qué, tal vez porque lo escuché hablar en la radio, tal vez porque me siento un poco perdida, me he comprado uno. Ha sido impulsivo. He entrado a la librería y he dicho: "Quiero un libro de Jorge Bucay"

Y aquí estoy yo, la incrédula, la fuerte, la segura, buscando consuelo en sus páginas. ¡Qué ilusa! ¿Qué voy a encontrar? ¿Qué pretendo encontrar? Y para colmo, abro un blog y empiezo a escribir lo que no quiero decir, no que nunca hablo, tal vez porque necesito hablarlo, sacarlo, escupirlo, para ver si se aligera el peso....


Ni siquera sé a quien le hablo. No quiero hablarle a nadie, no quiero que me escuchen, sin embargo, escribo de forma pública. No hay quien me entienda.

No me tengas fe. No me voy a quedar. Hoy necesito escribir. Mañana no sé.