viernes, 24 de abril de 2015

HONDURAS Y SENSACIONES

No siempre somos igual de vulnerables. En ocasiones todo resbala... como el hielo, como el aire, pasa y se va. Otras veces, ciertas cosas se quedan con una insistencia horrenda. 

¿Me pregunto cuántos años tienen que pasar, que edad debemos tener, para dejar de confiar, para dejar de poner el corazón antes que la razón? ¿ Por qué ciertas personas tienen la capacidad de engancharte y enredarte, para luego hacerte sentir a la vera del camino, justo en esa parte donde no puedes ir para adelante, ni para atrás...?


Hoy me han hecho sentir así, desplazada, apartada. Me pasa muchas veces. Soy de ese tipo de personas a las que suelen apartar con facilidad. Muchas veces no me importa, yo también soy elitista en mis relaciones, pero si te digo la verdad, otras veces me duele. Así, sin más, me duele.

Y es en ese momento cuando sientes que un engranaje, algo así como una rueda dentada se pone en marcha en tu interior. Traquetea, ronca y echa a andar. Echa a andar hacia la decepción, hacia la desconfianza, hacia el rechazo... Sin embargo nunca llega a ningún sitio. Termina deteniéndose y esperando a una próxima vez...


jueves, 23 de abril de 2015

MI PRIMERA VEZ

Hoy comienzo este blog y no sé por qué. No sé qué busco. Solo sé que estoy triste. ¿Conoces esa sensación de peso en el pecho, de dolor, de casi ahogo? Pues así me siento yo.

Nunca me han gustado los libros de autoayuda. Siempre he mirado con cierto desdén los libros de Jorge Bucay, sin ni siquiera haber leído uno. Si te digo la verdad, no entiendo como otros nos pueden ayudar, nos pueden decir que hacer cuando perdemos el rumbo. ¿Para eso son los libros de autoayuda no? Para ayudarnos a reencontrar el camino.

Bueno, pues hoy, sin saber por qué, tal vez porque lo escuché hablar en la radio, tal vez porque me siento un poco perdida, me he comprado uno. Ha sido impulsivo. He entrado a la librería y he dicho: "Quiero un libro de Jorge Bucay"

Y aquí estoy yo, la incrédula, la fuerte, la segura, buscando consuelo en sus páginas. ¡Qué ilusa! ¿Qué voy a encontrar? ¿Qué pretendo encontrar? Y para colmo, abro un blog y empiezo a escribir lo que no quiero decir, no que nunca hablo, tal vez porque necesito hablarlo, sacarlo, escupirlo, para ver si se aligera el peso....


Ni siquera sé a quien le hablo. No quiero hablarle a nadie, no quiero que me escuchen, sin embargo, escribo de forma pública. No hay quien me entienda.

No me tengas fe. No me voy a quedar. Hoy necesito escribir. Mañana no sé.